HACIA UN NUEVO MODELO DE DESARROLLO
Ing. César Arturo Abréu F.
Cuando decimos “Despertando La Vega”, obviamente no nos estamos refiriendo a la composición musical del maestro José Curbelo, mejor conocida como La Alborada. Nos estamos refiriendo a que La Vega debe despertar de la especie de letargo económico en el que se encuentra sumida desde hace varios años, analizar su realidad, enderezar el camino y enrumbar sus actividades económicas por la vía que le indican las actuales circunstancias y entornos de mercado, teniendo muy presente cuáles son y siempre han sido sus potencialidades. Personalmente, siempre he creído y sostenido que hemos estado viviendo de espaldas a nuestra realidad, adoptando modelos de desarrollo -que si bien por momentos llenaron su cometido- hoy se desvanecen y lucen agotados, de manera principal el modelo basado en las zonas francas, con su secuela de “motoconcheo” improductivo e irrefrenable; abandono de las fuentes agrícolamente productivas; contando siempre con las remesas que nos envían nuestros comprovincianos desde el exterior y que benefician a un 10% de las 96,000 familias que habitan en esta provincia, siendo una de las provincias más receptoras del país, lo que nos da una connotación, con su consiguiente riesgo, de subsidiados o dependientes de otros países y economías. Esto último produce, aparte del loable efecto humano y caritativo, una especie de adormecimiento y acomodamiento, parecido al que producía “el situado” que nos enviaba España desde Méjico en tiempos de la España Boba. Todo lo mencionado ayuda a subsistir, pero no a progresar.
Veamos otro aspecto: nuestra provincia tiene actualmente una población económicamente activa de unas 120,000 personas; de esos, hay ocupadas unas 100,000, para una tasa de desempleo de un 16%. Como dato curioso, cabe consignar que el gobierno únicamente emplea en la provincia 6,000 personas, empleos en su mayoría burocratizados, buscados por casi todo el mundo y que, naturalmente, no alcanzan para satisfacer ni ofrecer a corto plazo una solución a ese problema. Al parecer, a los veganos nos está afectando una especie de “apagón económico” que tiene su origen en las faltas de iniciativas, creatividad e innovaciones. Es obvio que las cosas así no pueden continuar y se hace necesario el despertar a un nuevo escenario regido por nuestra realidad, por la tecnología, el conocimiento y la globalización de los mercados, el precio inalcanzable de los combustibles y la continua y creciente demanda de los alimentos.
LA EDUCACIÓN Y LA TECNOLOGÍA
Si bien es cierto que la provincia cuenta con unos 1,200 centros educativos, varias escuelas e institutos tecnológicos, así como cuatro universidades, es notable la falta de coordinación e integración entre éstos y el sector productivo, así como es un significativo impacto tecnológico en la comunidad. Es más, conforme a la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (ENHOGAR-2005), publicado por la Oficina Nacional de Estadística, que es la fuente más reciente con la que contamos, el siguiente cuadro -cuyos datos han sido parcialmente extraídos de esa publicación- no dejan a La Vega tan bien parada en relación a sus provincias colindantes, como uno pensaría. Veamos:
Provincia
% Hogares con computadoras
% Personas que han usado Internet en los últimos 12 meses
% Personas de 12 años o más que han usado computadoras en los últimos 12 meses
La Vega
7.14
12.04
19.72
Monseñor Nouel
8.91
9.98
19.80
Espaillat
4.48
9.07
15.22
Duarte
4.09
14.11
25.77
En verdad se pensaría que La Vega, por tradición y recursos, debería encabezar cada renglón, lo que no es así.
SALUD
Enfoquemos únicamente dos aspectos, extraídos de la mencionada ENHOGAR.2005:
Provincia
% Población vive en hogares saneamiento mejorado
% Personas vive en hogares con fuente de agua mejorada
La Vega
88.19
77.08
Monseñor Nouel
95.58
90.67
Espaillat
87.98
79.51
Duarte
88.72
57.03
Como puede apreciarse por los indicadores antes mencionados, en verdad el desarrollo humano de nuestros comprovincianos no es el apetecible.
UNA PRODUCCIÓN QUE LUCE ESTANCADA Y CON POCAS INNOVACIONES
Desde hace años se nos ha dicho que en 450,000 tareas generamos el 25% de la producción nacional de arroz y que en 220,000 tareas aportamos el 30% de la producción nacional de plátanos. Que poseemos 234,000 tareas irrigadas y que en adición, tenemos 166,000 tareas de suelos óptimos en el Valle del Cibao.
Por otro lado, se nos repite que en materia pecuaria tenemos 160,000 unidades de bovinos, 70,000 unidades de porcinos, 400,000 unidades avícolas y unas 14,000 unidades de equinos. Que producimos 7,000,000 de litros de leche anuales y que el procesamiento de carne es de 150,000 cerdos al año y de 51,000 unidades de ganado bovino.
Todo esto permanece en una aparente situación de status quo, mientras nuestra población crece y demanda cada día más, dejando además, poco margen para la exportación y generación de las necesarias divisas. Entonces… ¿Qué hacer? La respuesta es: ¡DESPERTAR Y A TRABAJAR!
EXPORTACIONES
En el matutino Listín Diario de fecha 20 de mayo del 2008, sección El Dinero, páginas 2 y 3, aparecen dos interesantes titulares: El primero “Venden en Japón chocolate dominicano”, donde se informa la inclusión en la exclusiva lista de productos de cacao fino de aroma, una categoría especial de cacao gourmet, con muy buenos precios en el mercado, del cacao Roig de San Francisco de Macorís; y el segundo “Inauguran Proyecto Banano Orgánico”, en donde ofrecen los pormenores del proyecto inaugurado en Montecristi para la siembra, producción y exportación de ese banano. Por otro lado, instituciones mocanas han informado que han desarrollado un nuevo tipo de yuca. ¿Y los veganos qué?? Muchas veces hemos mencionado que en los supermercados de Nueva York se venden trozos empacados de hojas de plátanos, producto muy utilizado por los centroamericanos para preparar sus pasteles y otros tipos de comida. Por igual, hemos dicho de la exportación de matitas de la hierba conocida como “morí-viví”, en pequeños tarros que son adquiridos, principalmente en Europa como elemento novedoso y decorativo; y ni hablar de nuestro café orgánico y otros productos, los cuales se venden a muy buenos precios en el mercado internacional. Todo eso sucede mientras nosotros, con algunas excepciones, permanecemos conformemente aferrados a la producción tradicional y minifundista.
LOS CLUSTERS
Los mismos periódicos y sección, en su página 4, nos informan: “Política de ‘Clusters’ sirven de mucha ayuda”. Cabría preguntarse… ¿Qué es un cluster? La respuesta es, que un cluster es una concentración de empresas relacionadas entre sí, en una zona relativamente definida, a modo de conformar en sí misma un polo productivo especializado con etapas competitivas. Para los veganos y para el país, es harto conocido el “cluster” de los vegetales chinos, el cual ha incrementado grandemente sus exportaciones para beneficio de sus integrantes. Este tipo de producción tiene la mano amiga de la Agencia de estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El Consejo Nacional de Competitividad (CNC) tiene el liderazgo en ese tipo de estrategia en el marco de un programa que denomina “Diseño de Proyectos de Clusters Dominicanos”, conforme a la información servida por el Listín Diario, añadiendo que el CNC informó que el monto de los proyectos de clusters supera los UD$2.9 millones, o sea, que los recursos están disponibles. Si tomamos en cuenta que la mayoría de los terrenos productivos con los que cuenta nuestra provincia se podrían categorizar como minifundios o propiedades de pequeña extensión superficial, parecería que el sistema de clusters sería la panacea para nuestros pequeños productores, a quienes desde luego, hay que orientar y ayudar.
NUESTRAS PROPUESTAS
Visto todo lo antes expuesto y nuestras potencialidades resumidas en los componentes esenciales de gente, tierra, agua y sol, se impone que enfoquemos nuestra realidad mirando al campo, a la producción agrícola, no en gran escala, marco en el que obviamente, por nuestras limitaciones territoriales, no podemos competir, pero sí en productos seleccionados, de tipo gourmet, orgánicos y otros que puedan ser incorporados mediante técnicas de extensión e investigación por parte de nuestras universidades, escuelas agrícolas e instituciones relacionadas. Todo esto sin descuidar la producción tradicional, que obviamente debe garantizar nuestra suficiencia alimentaria.
Creo que corresponde a la Cámara de Comercio y Producción de La Vega, a la Cámara Americana de Comercio, a la Asociación Para el Desarrollo de La Vega, a nuestras universidades e instituciones afines y ligadas a la producción agropecuaria, trazar un plan de desarrollo agrícola coherente con nuestra realidad. Integrar las asociaciones de productores, determinar y ubicar las posibles fuentes de financiamiento, etc. en otras palabras, conformar una estructura que pueda servir de apoyo y orientación al nuevo modelo. El reto está lanzado… ¿Quién o quiénes lo asumen?
Finalmente, una “idea tonta”. Convertir en el futuro nuestra decadente zona franca y sus edificaciones, en un centro de acopio y empaque de nuestros productos agrícolas desde donde puedan distribuirse a todo el país y al exterior, recordando que La Vega está en el mismo centro del territorio nacional, exportando los vegetales y productos más perecibles por el Aeropuerto El Cibao, distante diez minutos de esa ubicación; y otra idea, talvez más tonta: construir una línea férrea La Vega-Arroyo Barril (antigua La Vega-Sánchez) por la que podríamos exportar en vagones refrigerados, cantidades apreciables de nuestra producción t la de todo el Cibao. Por esa misma vía podríamos traer fertilizantes y petroquímicos, construyendo una Terminal para esos fines en el puerto de Arroyo Barril. La Vega se convertiría en el centro agropecuario del país.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
Al través de la historia, La Vega y la región han tenido el comportamiento de suplir con abundancia y calidad los productos que han demandado los mercados internacionales y locales; veamos:
Al inicio de la colonización, el nuevo mundo demandaba oro, y le dimos oro; Europa requirió azúcar, y producimos azúcar. Hacia los 1700, los mercados requirieron carne y cueros, y los suplimos. Hacia los 1800 la demanda internacional era café y frutos menores, y también la suplimos; a principios de los 1900 la necesidad internacional era cacao, y lo facilitamos, construyendo -inclusive- un ferrocarril para exportarlo. Hoy el reto es producir alimentos para nosotros mismos y para el resto del mundo. No me cabe la menor duda de que también los supliremos.
La Vega, 26 de mayo del 2008
